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Mostrando entradas de 2018

Un banquete fúnebre

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S i hay algo después de la muerte es sin duda alguna la llegada de los buitres. Los ejemplares adultos de buitre leonado ( Gyps fulvus ) presentan un collar o "gola" de pluma blanca y aspecto algodonoso, un pico de color hueso y los iris anaranjados. Aínsa (Huesca). Todas las especies de un ecosistema, sin excepción, desde los animales y vegetales hasta los hongos y bacterias, están interrelacionados en lo que llamamos redes tróficas. Si nos paramos a pensar en quiénes dominan estas redes tróficas seguramente pensaríamos en los superpredadores: lobos, águilas, leones, pumas... Pero la realidad es que la última palabra no la tienen ellos. Es más, no la tiene nadie, porque se trata de una red y como tal no tiene principio ni final. Y precisamente ahí está la clave, el reciclaje no es una opción en la naturaleza. Es un proceso imprescindible para cualquier ecosistema recircular su materia orgánica, pues sin organismos que la degradasen sería cuestión de tiempo que to

La gran estafa sexual - parte II

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U n macho de abeja del género Andrena vuela explorando ese nuevo mundo que tiene ante sus ojos tras pasar todo el invierno en estado de pupa. Como si de una fecha marcada en un calendario se tratase todos los machos de la especie terminarán su transformación al estado adulto y empezarán a volar en el margen de unos pocos días con un único objetivo en mente: buscar hembras con las que aparearse y transmitir sus genes. Nadie les ha enseñado cómo son las hembras de su especie, ni siquiera han visto una, pero ya lo saben perfectamente. Todo su sistema sensorial está programado para detectar y perseguir cualquier indicio que conduzca hacia un posible encuentro con una hembra. Pueden detectar sus feromonas, iridiscencias, colores y formas e incluso saben sobre qué flores suelen posarse para alimentarse. Los quimioreceptores de sus antenas detectan las feromonas de una hembra. Basta seguir ese dulce aroma para encontrarla... y ahí está, posada sobre una flor. Huele como una hembra, brilla c

Misión: Conquistar la tierra

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Macho de sapo de espuelas ( Pelobates cultripes ). Esta especie sólo se encuentra en la Península Ibérica y algunas zonas costeras de Francia. En las regiones más frías pasan el invierno enterrados bajo el suelo, empleando para retirar la arena unos espolones endurecidos de color negro que presenta en sus patas traseras y que dan nombre a este anfibio. Tejares (Segovia). E n su camino hacia la independencia del medio acuático los animales y plantas terrestres se las han ingeniado para aislar su organismo del exterior disminuyendo así la deshidratación. Este proceso pasa inevitablemente por el desarrollo de una epidermis que impermeabilice en mayor o menor medida la superifice externa del organismo, que sin embargo debe mantener siempre un contacto con el medio para asegurar funciones como la nutrición, excreción o el intercambio de gases. Si bien algunos grupos de seres vivos han llegado asombrosamente lejos en su búsqueda de autonomía del medio acuático, todos necesitamos de

Estrellas de la tierra

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Estrella de tierra ( Astraeus hygrometricus ) creciendo en un claro de un encinar en el Monte de El Pardo (Madrid). A pesar de ser uno de esos seres vivos cuya presencia solemos pasar por alto, como vimos en  esta entrada los hongos tienen papeles ecosistémicos tremendamente importantes para el reciclaje de la materia orgánica en nuestro planeta. Desde sus complejísimas relaciones filogenéticas, que estamos empezando a desentrañar desde hace pocos años, los hongos presentan una impresionante diversidad de formas y tamaños que abarcan desde una pocas micras en el caso de algunas especies unicelulares hasta los varios cientos de hectáreas de extensión de algunos ejemplares de la clase Agaricomycetes . Así es, estos hongos cuentan entre sus filas con el ser vivo más grande del planeta Tierra: un solo ejemplar del género Armillaria ostoyae que alcanza cerca de 900 hectáreas de extensión (aunque hay cierta discrepancia desde el hallazgo de un ejemplar Posidonia oceanica en Bale

Los ojos de la noche

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El chuncho ( Glaucidium nanum ) es una estrigiforme de hábitos crepusculares similar en aspecto y costumbres al mochuelo europeo ( Athene noctua ) capaz de cazar otras aves que le superan en tamaño corporal gracias a sus afiladas garras y su potente pico. Torres del Paine, Chile. C uando nuestro día termina, una multitud de animales aprovechan el amparo de la noche para abandonar sus nidos y madrigueras. Un frenesí de actividad que pasa desapercibido a nuestros ojos pero no por ello juega un papel menos importante para el funcionamiento de los ecosistemas. En este mundo nocturno se dan los mismos roles que ocurren bajo la luz del Sol. Hay disputas por el territorio, anuncios para encontrar pareja, animales que comen y otros que son comidos. Todo este ajetreo ocurre bajo la atenta vigilancia de aquellos que, inmóviles como piedras desde su posadero, registran cada movimiento y cada sonido, por diminuto que sea, que rompa el silencio y la quietud del bosque nocturno. Si algún an