Entradas

Mostrando entradas de 2017

La caza y los genes

Imagen
La disposición lateral de los ojos de la cabra montés ( Capra pyrenaica ) es propia de los herbívoros y les permite ampliar su ángulo de visión, limitando a cambio su visión estereoscópica. Laguna Galana, Gredos (Ávila). H ubo un tiempo en el que cuatro cabras montesas diferentes saltaban por los roquedos de los montes de la Península Ibérica. Y no, no hace hace tanto de aquello. Hace tan solo un siglo y medio. Contra lo que pueda parecer hoy en día, a principios del siglo pasado las cabras montesas de Gredos ( Capra pyrenaica victoriae ) como las que vemos en las fotografías de esta entrada, estuvieron a un pequeño paso de la extinción. Tras cientos de años de caza descontrolada para consumir su carne, usar sus pieles y exponer sus cabezas y cornamentas como trofeo, en 1905 en la Sierra de Gredos se censaron tan sólo doce ejemplares. Las rocas graníticas de estos montes albergaban entonces los únicos representantes de esta subespecie en todo el planeta. Fue esta situación la

Una batalla milenaria

Imagen
Esporofito de Equisetum arvense , un equiseto que crece en márgenes de ríos y masas de agua. Sus hojas vestigiales han quedado reducidas a pequeños verticilos de color negro y sin capacidad fotosintética alrededor del tallo. Estuario del río Bann, Portstewart (Irlanda del Norte) ¿ Por qué hay plantas que utilizan esporas y otras semillas? ¿Qué sistema es mejor? Desde su origen, los vegetales nos llevan unos cientos de millones de años de ventaja a los animales en esto de colonizar el planeta y han tenido mucho más tiempo de experimentar con diferentes estrategias reproductivas, algunas fallidas y otras exitosas incluso durante algunos millones de años. Pero la mayor parte de ellas se vieron superadas ante la nuevas tácticas que se iban sucediendo en el reino vegetal. El registro fósil y la filogenia nos cuentan cómo ocurrió así entre los vegetales una lenta pero incesante batalla por el dominio del planeta a lo largo de la cual colonizaron el mar y la tierra emergida adaptánd

De los cielos a los mares

Imagen
El pingüino de Magallanes ( Spheniscus magellanicus ) se reproduce en las tierras más australes del continente Americano. Isla Magdalena (Chile). C on un cuerpo más parecido a un botijo que a la típica forma de ave a la que estamos acostumbrados, el pingüino de Magallanes ( Spheniscus magellanicus ), como el resto de pingüinos, ha dado la espalda a toda adaptación al vuelo adquirida desde que las aves comenzaron su camino de especialización al medio aéreo. Bueno, vale que no siguen los cánones de belleza en lo que a aves se refiere, pero sería injusto compararlos con un botijo sin explicar las ventajas de este diseño corporal que realmente tiene bastante más similitudes con un barco o un torpedo. Ya hemos visto algún grupo de aves adaptadas a la caza bajo el agua, pero los pingüinos ganan por goleada en lo que a buceo se refiere. Han sacrificado toda posibilidad de levantar el vuelo al acortar y comprimir los huesos alares y han soldado sus articulaciones para convertir sus

La gran estafa sexual - parte I

Imagen
"S e apresuran hacia la Ophrys. A veces dos o tres chocan sobre la misma flor hasta que uno de ellos toma posesión del lugar. [...] La punta del abdomen empieza a agitarse contra estos pelos con movimientos desordenados, casi convulsivos y el insecto se menea de un lado a otro." Flor de Ophrys scolopax , una especie de orquídea polinizada por abejas del género Eucera . Campodarbe (Huesca). No, no es la descripción de la cópula de ninguna especie, ni un fragmento de algún extraño relato erótico con algún insecto como protagonista. Es la forma en la que Alexandre Pouyanne describía el comportamiento de los machos de la avispa Dasyscolia ciliata alrededor de las flores de Ophrys speculum. Al contrario que Darwin (que en su libro La Fecundación de las Orquídeas concluía que " Algo parece estar fuera de lugar en la maquinaria de la vida " al referirse a una especie de este grupo), Pouyanne tuvo la suerte de observar en detalle la polinización de estas aut

A cabezazos con la vida

Imagen
Macho de carpintero negro ( Campephilus magellanicus ) posado sobre un tronco de lenga. Parque Nacional Torres del Paine (Chile). I magina que vas corriendo a 25km/h y te das en la cabeza contra un tronco. Lo más probable es que caigas al suelo con una conmoción cerebral. Peor: imagina la consecuencias de recibir ese golpe a cada segundo durante un día entero. Los pájaros carpinteros (de la familia Picidae ) van unos cuantos pasos más allá. Estos animales buscan su comida, generalmente compuesta por larvas de insectos xilófagos (que se alimentan de madera), que viven varios centímetros bajo la corteza de los árboles. Para ello golpean el tronco con su pico y lo agujerean para tener acceso a los bocados más jugosos.Durante este proceso, algunos de ellos son capaces de golpear los troncos a esos 25km/h de velocidad, nada más y nada menos que hasta 20 veces por segundo en cortos intervalos de tiempo durante varios minutos. No sólo emplean este método, aparentemente masoquista,