Fuera de lugar
![Imagen](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhc0fllmQo6aTIsc0CDCSRIrccOzFu0JYfvePV7NGSyFs2uHsL1oGK9rSAVwg1MuR3Lt__ZoaeWY2GFZI0DabSEhnWijbcvS_n7CPkpPlCqu48jOikVy4Ofxwc5eZRjwe051f6vWGHMpw0/s640/DSC_2356-7.jpg)
Inflorescencia de oreja de oso ( Ramonda myconi ) en el cañón de Añisclo (Huesca). E l clima era cálido y húmedo en todo el globo. La corriente circumpolar ártica aún no existía, por lo que el contraste climático entre el ecuador y los polos era muy débil. Las plantas tropicales, favorecidas por estas condiciones, se extendían hacia los polos llegando a sobrepasar los círculos polares, dónde formaron bosques de hoja ancha y caduca, creciendo incluso palmeras y baobabs en la costa de la Antártida (como demuestran los análisis del polen encontrado en el continente helado). Los mamíferos nos extendíamos y diversificábamos rápidamente por el planeta, disfrutando de la abundancia de alimentos que nos brindaban estos bosques y de la poca competencia que nos había dejado la extinción del Cretácico-Terciario (siendo correctos Cretácico-Paleógeno: la del meteorito) Así estaba el panorama en la Tierra durante el Eoceno (hace 56 m.a.), cuando entre otras muchas plantas tropicales, las